SEÑORA, SEÑORA...
El domingo muy temprano fui al camposanto a orar ante la sepultura de mi madre... Hoy honro su memoria con esta canción que nos gustaba cantar todos los días que pudimos estar juntas, sin importar si era o no 10 de mayo. Estoy segura que muchos hijos coincidiremos con Denise, compositora e intérprete de este poema hecho canción, en que describe a muchas madres del mundo; pero hoy quisiera contarles la historia de mi madre. Mi madre solamente llegó a cursar el tercer grado de educación primaria pues fue la penúltima de 15 hijos. En su época las mujeres tenían escasas posibilidades de hacer una carrera profesional, situación que prevalece en algunos contextos aún; sin embargo ella aprendió y se graduó en la universidad de la vida. Ingresó a trabajar como niñera desde los 14 años con una familia, para solventar sus propios gastos y apoyar al sustento familiar. Linda y muy jóven se casó y procreó cinco hijos a los cuales cuidó con dedicación y mucho amor. En aquél entonces ella trabajaba en casa elaborando tortillas de maíz para entregar de casa en casa. Cuando yo cumplí quince años, la dejé para irme a otro Estado a estudiar para maestra, pues ella siempre quiso que sus hijas saliéramos adelante y nos desempeñaramos en una profesión. Aquí entre nos... para poder costear mi carrera, mi madre muy temprano se levantaba; de una fábrica le dejaban en casa cerca de 50, 60 o 100 guayaberas, las cuales lavaba planchaba y pegaba botones, todos los días, además de cuidar de mis cuatro hermanos menores que yo. Perdón por dejar inconclusa esta historia pero no pude evitar las lágrimas al recordar nuestra vida, que estoy segura habrán más tristes, pero ésta es propia. Creo me duele más su ausencia terrenal que lo vivido, pues todo ello son batallas que compartimos y ganamos juntas. Fué siempre mi compañera, mi amiga, mi confidente, mi todo. Por todo lo que me diste te digo desde lo más profundo de mi ser ¡GRACIAS SEÑORA, SEÑORA!
6 comentarios:
Madre no hay más que una, cada quien con su historia, unas más fáciles y otras,como tu madre, más difíciles, pero siempre cargadas de coraje, porque sus hijos hemos sido lo primero.
Me encantan las tortillas de maiz, aprendí a hacer quesadillas, son una delicia ;)
Besitos.
Gracias guapa!
Y si un día vienes para acá, las prepararemos para tí con mucho cariño! Si no te las envío, faltaba más.
Muchos apapachos para tí...
Solo una madre es capaz de hacer tantos sacrificios y trabajar de sol a sol para darles a sus hijos los estudios que ella no pudo tener. No me extraña que se te hayan llenado los ojos de lágrimas al recordar esa parte de tu vida.
Pero una gran alegría conlleva su recuerdo,tienes que estar muy orgullosa de haber tenido una madre tan dedicada, tan entera a pesar de las calamidades que le tocó vivir, tan luchadora y tan firme en sus convicciones, que se supo ganar el amor, el respeto y la admiración de todos sus hijos.
Muy agradecida por entrar en mi cajón, espero que no sea la última vez. Te pondré en mis links para seguir tus posts de ahora en adelante.
Un fuerte abrazo
Gracias Nerim:
Y aquí estoy, siempre con una mano franca y un corazón amigo.
Te agradezco tus palabras y sí,a mi madre siempre la recuerdo con mucho orgullo y admiración.
Yo también te he agregado para leerte y escucharte,
Va para tí mi cariño, nueva amiga!
Es normal, justo y saludable que te sientas tan orgullosa de tu madre. Y ahora que nos la has acercado, también nosotros la apreciamos, de corazón. Las vidas de las "buenas gentes que pasan, laboran y sueñan y un día como tantos, descansan bajo la tierra" (son palabras del poeta Antonio Machado)son el testimonio vivo de cómo se debe vivir: amando y, por lo tanto, dándolo todo.
Un abrazo.
Gracias mi Franziska, y así vivió mi madre, amando y dando todo su ser a su familia, amigas y a toda persona que a ella se acercaba, ya te platicaré un poquito más de ella, te dejo mi corazón amigo, ya sabes.
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