En un "Cajón Secreto"...

En un Cajón Secreto,

CANTO EN FLOR dijo... Perdón, pero vi un "cajón" abierto y por ahí entré.

La lindura con la que me encontré, hizo que permaneciera y me ha encantado. Bosé y su voz, el sonido mágico y nostálgico del acordeón y la suavidad de la melodía acompañando la guitarra, hizo que me quedara un ratito más y abriera dos de tus cajones: el de costura y el solidario,¡qué cosas más lindas tienes!...

Me llegó al alma el dicho de tu abue... pero creo que con los amigos podemos mostrarnos como somos.

Ah! y lo más importante... para la gripa mucho té de manzanilla, ungüento de alcanfor, alcohol en los pies, unos calcetines calientitos, paciencia y mucho calor de tus amigos, ojalá pueda llegar a ser uno de ellos,

Con cariño y respeto...

04 diciembre, 2008 16:18

De niña recuerdo que me gustaba descubrir los secretos que mi abuela escondía celosamente en los cajones del viejo ropero, o algunas veces ocultos entre sus ropas en su baúl.

Ella siempre me decía, “nunca hurgues en cajones cerrados porque el que busca lo que no sabe, encuentra lo que no debe…”

Y aunque siempre me decía que la curiosidad mató al gato, aquí sí nunca le hice caso.

Un día andando de blog en blog, me encontré con uno muy muy especial… Un cajón secreto.

Entré con sigilo, en silencio, para no ser vista y me pasara lo que al gato.

Este cajón era diferente, tenía muchos secretos, pero no eran tan secretos, o si algún día lo fueron, ahora estaban ahí, aguardando para que alguien entrara y los hicieran suyos.

Así que ni tarda ni perezosa empecé a recorrerlo…

“Hay que ver lo baldada que te puede dejar una gripe y lo mal que se pasa. Y pensar que hay por el mundo, y perdonarme la expresión, verdaderos "hij@s de puta" que por atacar, no les ataca ni siquiera una mala corriente de aire, tiene cojones la cosa."Cachis la mar salada", decía mi abuela cuando algo no le cuadraba, fuera lo que fuese, bien una cosa o una actitud o una reacción que no le gustaba.

Y también era muy dada a no contar desgracias y siempre recordaba la estrofa de una copla que decía:

"cuéntale al mundo tus dichas y no les cuentes tus penas, que mejor es que te envidien, que no que te compadezcan."

Así narraba uno de sus secretos aquél cajón y este pasaje trajo a mi cabeza el recuerdo de mi abuela Luz.

El texto tenía la etiqueta de muy personal y así lo hice mío, muy personal.

En el cajón secreto había una cajita de música que enseguida puse a funcionar. Una dulce melodía captó inmediatamente mi atención: La vida es Bella.

Aquí empecé a pensar que no podía ser casualidad haber llegado a este sitio, pues mientras la dueña de este cajón se recuperaba de una fuerte gripe, mi alma y corazón se recuperaba de la pérdida de mi madre.

Me quedé como hechizada por el sonido de la melodía, y todas las imágenes pasaban como ráfaga, así intempestivamente y como decía mi abuela, me tomé el mensaje “con todo y tierra”.

Sí, el haber llegado a este cajón no había sido casualidad.

Todo lo encontrado me indicaba que aquí vivía un ser maravilloso, cálido, mágico, solidario, pródigo en amor, con una dulzura propia de los mismos ángeles, su nombre: Nerim.

Una mujer que como yo, amaba la poesía de Benedetti, las canciones de Serrat y Sabina, el mar…

Que continuamente se cuestionaba respecto a su Ser y Estar en el mundo, curiosa, investigadora, amante de la naturaleza y entregada a su familia.

Con ciertos momentos de rebeldía, de impetuosos ánimos juveniles que no lograban vencer el paso de los años.

Me quedaba como niña mirando el pasar interminable de sus peces, y pensaba en lo a gusto que era estar en este cajón lleno de secretos.

A partir de entonces empecé a caminar junto a Nerim y a compartir más que penas y alegrías.

Un día me propuso cambiar el “look” de Canto en Flor, y me ofreció su ayuda para hacerlo… Y el cómo se mira ahora fue por el arte, ciencia y mucho cariño de mi querida Nerim.

Al punto de concluir la escritura de Mis Memorias, le comenté que traía un merequetengue girando en la cabeza, la ilusión de tener un espacio especial para “guardarlas” junto con todos aquellos recuerdos, vivencias, poemas, canciones, saberes y experiencias construidos durante mi práctica como profesora de niños y de almas jóvenes.

El proyecto pronto lo hizo suyo y construyó para mí un nuevo sitio, al que le llamé: Topito Virolo.

Sí, el nombre de un cuento de origen alemán que desde su aparición generó uno que otro debate, pero con el que muchos de mis alumnos-niños y jóvenes descubrieron el gusto y el placer por la lectura y escritura de piezas literarias.

Hoy de nuestra mano, te invitamos amigo lector a recorrer un espacio creado especialmente para ti, sin más fin que el de compartir contigo el cariño de quienes buscan hacer felices a todos los que les rodean, y disfrutar lo que La Vida Bella nos obsequia!